Crónicas
Entrevistas
Actualidad
El Kiosco virtual
Reflexiones
Cultura
Música
Cine
Libros
Galería Magalú
Galerías multimedia
Quiénes Somos
Revista El Sur
Staff
Ediciones en papel
Suscripcion
Martín Gill
"Fallamos cuando hay más escritorio que territorio"
Foto: Martín Gill apuesta todo al triunfo de Sergio Massa en el balotaje.
Horas después de brindar su último informe de gestión ante el Concejo Deliberante, el intendente de Villa María analizó con El Sur las marchas y contramarchas en 40 años de democracia, el escenario electoral del balotaje, su futuro político y el de su sucesor en la Municipalidad, Eduardo Accastello
Publicada el en Entrevistas

- En la revista nos preguntamos qué sucedió desde 1983 a esta parte para que en la Córdoba de la Reforma universitaria y el Cordobazo se haya impuesto el discurso “libertario”. ¿Qué nos pasó?

- Evidentemente que para llegar a este estado de situación han sucedido muchas cosas. Estos 40 años de democracia tienen grandes logros y algunos consensos: el principal es haber permanecido en el sistema democrático aún con crisis que llegaron a un estado casi terminal, como sucedió en 2001. Pero también es cierto que siguen existiendo deudas, que son profundas y que nosotros estamos convencidos se resuelven con más y mejor democracia. La dirigencia política tiene que ir por nuevos consensos a la hora de abordar los temas centrales para evitar los vaivenes políticos y económicos y los condicionamientos que han existido en todo este tiempo. Porque es ese desencuentro el que ha dejado deudas con la sociedad argentina; deudas transformadas, en muchos casos, en una reacción que encuentra una válvula de escape en fenómenos como el que se dio con Javier Milei. Fundamentalmente en jóvenes o adolescentes que, aun no coincidiendo con las ideas de Milei, lo ven como un canal por donde expresar una rebeldía natural a lo establecido.

- Más allá de esos acuerdos pendientes en materia de políticas de Estado, ¿en qué falló el arco democrático para que avancen las ideas fascistas?

- Fallamos en entender que la democracia es una construcción colectiva, que se debe realizar todos los días y que se debe hacer con todos. Fallamos en el abismo que muchas veces las clases dirigentes o los dirigentes de todos los sectores van estableciendo con la gente. Fallamos cuando la agenda es más la agenda de los dirigentes que la agenda de la gente. Cuando hay más escritorio que territorio, sin duda que hemos fallado. Hemos fallado en estos 40 años como para que se puedan llegar a poner en tela de juicio los consensos básicos que hemos alcanzado.

- ¿Cuáles son esos consensos básicos?

- A me duele que en una Argentina como la nuestra haya una propuesta electoral dispuesta a valorar desde la política exterior los derechos de quienes habitan las Islas Malvinas fruto de una ocupación ilegal; o que nos atrevamos a cuestionar otro consenso básico que había logrado la frágil democracia en cuanto a lo que ha sido la violación de los derechos humanos perpetrados en manos del Estado, como ocurrió en la Argentina desde el 76 al 83, negando incluso aquellos consensos que se han manifestado de manera inquebrantable sobre los 30.000 desaparecidos y muertos de la dictadura. Animarse a hacerlo, animarse a plantear una teoría perimida como la de los dos demonios, animarse a poner en un pie de igualdad lo que es una acción terrorista con el terrorismo impulsado desde el Estado, claramente es muy preocupante. Por eso también es una enorme oportunidad la que se nos brinda en este balotaje para consolidar los consensos básicos alcanzados e ir por más, a partir de esta convocatoria a iniciar algo nuevo, pero que la Patria demanda desde hace mucho tiempo, que es la unión nacional y un gobierno de unidad nacional.

- ¿Es posible la unidad nacional?

- Tenemos que construir la unidad en la diversidad, encontrar en la pluralidad una oportunidad para enriquecernos y para encontrarnos y salir de esa lógica donde el triunfo de uno consiste en la destrucción y el error del otro. Yo miro con esperanza lo que viene, porque en este proceso electoral vamos a poder dejar atrás la grieta, que ha sido un gran negocio para los dirigentes que hemos estado de cada lado de la grieta, pero un pésimo negocio para la gente que se quedó en el medio. Vamos a construir esa unión nacional para derrotar democráticamente al fascismo, a sus expresiones, a la violencia, al autoritarismo, a la negación de los derechos humanos y al mercado como el único ordenador de los derechos elementales.

- En esta encrucijada de noviembre, ¿qué posición debería asumir el peronismo de Córdoba?

- La disyuntiva nunca fue tan fácil: es la unidad nacional, es una política de desarrollo, es la defensa de la educación, de la salud pública, es la construcción de un país más federal, es la construcción de una política de industrialización, es la soberanía de nuestro pueblo o el abismo y la desintegración. Y en esa disyuntiva toda la dirigencia -la política, la social-, debe darse una oportunidad para reflexionar, porque quienes abrevamos en cualquier fuerza democrática no deberíamos tener ninguna duda de cuál es el límite que se nos presenta en la elección del próximo 19.

- Pero hay dirigentes que prefieren esconderse detrás de la “libertad de acción” antes que definirse por un candidato.

- No es oportunidad de juzgar absolutamente a nadie. Si uno analiza las realidades de la especulación política, puede tener una actitud más timorata, más ligth, pero lo que está en juego aquí es mucho más profundo. Quienes abrazamos la política lo hacemos por principios, por convicciones, por ideas, no por conveniencias ni por pragmatismo únicamente. Quienes venimos del campo popular, del radicalismo, del justicialismo, quienes son liberales de verdad porque defienden un Estado eficiente y herramientas básicas para la actividad privada, sabemos lo que está en juego…

- ¿Cree realmente posible un gobierno de unidad nacional como el que propone Sergio Massa para el caso en que gane el balotaje?

- No solo creo que es posible, sino que creo que es una obligación y una necesidad. La unidad nacional exige que los mejores de todos los sectores puedan confluir en grandes ejes. Es animarnos a asumir las potencialidades que tiene la Argentina, que son muchas, que son enormes, y dejar de poner trabas. La Argentina no resiste más las fuerzas desintegradoras. Y por eso veo la unidad nacional ya no solo como una oportunidad sino como una necesidad imperiosa. Y afortunadamente, no después de la segunda vuelta, no después de la primera vuelta, sino antes de todo ello, Sergio Massa ha tenido la capacidad de definir y resumir su propuesta de gobierno en dos palabras: unidad nacional. Por ser conocedor del Estado, de las fuerzas políticas y tener vocación de diálogo, lo va a conseguir.

- ¿Cómo imagina el país en un gobierno de Massa?

- Lo imagino distinto a la Argentina que hoy tenemos. Nadie quiere la Argentina en la que hoy nos toca vivir. Nadie quiere una Argentina con 40% de pobreza o una Argentina sin reglas claras para desarrollar la actividad privada. Nadie quiere esa Argentina. La Argentina que propone Sergio Massa es una Argentina de desarrollo, que salga de la contingencia que ha tocado atravesar fruto de la situación de endeudamiento y que recupere los parámetros de soberanía económica. Una Argentina de la educación, de la ciencia y la tecnología. Una Argentina de la industria y de la producción, con recuperación del poder adquisitivo de los salarios, donde el trabajo sea la herramienta de dignificación de las personas. Para esto tenemos el mejor candidato, que ha tenido enormes experiencias a lo largo de distintas tareas y gestiones; es la persona indicada para este tiempo y para este momento. Como lo dijimos durante la campaña, la Argentina tiene con qué, pero también tenemos con quién.

- ¿Dónde se ve a partir del 10 de diciembre?

- Bueno, yo no estoy en política por un cargo. Al 10 de diciembre tengo el honor de llegar en el cargo con el que me honraron los villamarienses. Habremos alcanzado innumerables objetivos y dejaremos otros en marcha, que en el marco de una continuidad ordenada seguramente vamos a trabajar para poder concretarlos en el gobierno de Eduardo (Accastello). No me imagino dónde voy a estar, pero sí me imagino cómo: donde me toque estar voy a contribuir a que mi ciudad siga la senda del progreso y el desarrollo que ha tenido en todo este tiempo y la ha distinguido y caracterizado. Y también para que la Argentina y Córdoba alcancen los objetivos que nos estamos planteando. Trabajaré desde la universidad, desde un aula o cumpliendo un rol o una tarea en el sector público o en el sector privado. Lo que no tengo ni quiero tener de aquí hasta esa fecha es ningún tipo de especulación que condicione mi función actual.

- ¿Qué espera de la Villa María de Accastello?

- Estoy convencido de que Eduardo es la mejor propuesta que tenía la ciudad de Villa María sobe la experiencia de lo hecho, de la transformación vivida en estos 25 años que hemos tenido de manera continua: entre sus gestiones, la de Nona (Bedano), la que me tocó llevar adelante a mí, Villa María se ha transformado en un corazón productivo, educativo, de servicios, pujante, innovador, con calidad de vida. Me imagino que todos estos desafíos se seguirán materializando y también que, como comunidad, trabajando juntos con un gobierno nacional y provincial -porque no me cabe la menor duda que lo mejor para mi ciudad también es que Sergio Massa sea el presidente y Martín Llaryora el gobernador-, vamos a tirar para el mismo lado para que la vida de nuestra gente sea cada día un poco mejor.

Sergio Vaudagnotto
- Periodista. -