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#SíndromeDeEstocolmoConPeperina
El cordobesismo libertario
Por | Fotografía: Fotomontaje El Sur
Foto: Las políticas de Javier Milei destruyen a Córdoba, pero el presidente conserva una alta adhesión entre los cordobeses y sueña con el 2025.
Javier Milei dejó a Córdoba sin el Fondo de Incentivo Docente, los subsidios al transporte y el financiamiento de la Caja de Jubilaciones y su política económica daña directamente a la industria automotriz, el comercio y la gastronomía. Pero mantiene altos niveles de adhesión. Desconcierto en la dirigencia política vernácula.
Publicada el en Crónicas

Las sociedades son complejas y la Historia -así, con mayúscula-, un laberinto difícil de recorrer en el tiempo. El último domingo 24 de marzo, al igual que sucedió en el resto del país, Córdoba protagonizó tal vez la marcha más numerosa desde que la ciudadanía decidió ejercer la memoria y repudiar en las calles el terrorismo de Estado. El "Nunca Más" tronó sobre el asfalto mediterráneo con una fuerza inusitada en un contexto insólito -y hasta no hace mucho impensado- de un gobierno negacionista instalado en la  Casa Rosada.

La tremenda movilización en las calles  de la capital provincial y varias ciudades del interior sacudió la historia de la Córdoba de las campanas, del Deán Funes y la contrarrevolución de Mayo; la de la reforma universitaria y el Cordobazo; la del Navarrazo, el genocida Menéndez, La Perla y la patota. La misma Córdoba que, a 40 años de la restauración democrática, le dio el triunfo electoral más holgado del país al libertario Javier Milei, un excéntrico conservador que hizo campaña prometiendo venta de órganos y motosierra para todos.

Esa Córdoba dual, compleja, ambidiestra -diría el talentoso colega Juan Cruz Taborda Varela-, que hace  décadas no hace otra cosa que girar a la derecha, hoy se muerde la cola y está desconcertada. No es para menos: el presidente que arrasó en las urnas no para de perjudicarla con medidas económicas directas e indirectas que podrían llevarla, más temprano que tarde, a una crisis institucional similar a la que terminó con el largo reinado del radical conservador Eduardo César Angeloz.

Tal vez los desmemoriados no lo recuerden, pero el imbatible Angeloz -líder indiscutido del ala más conservadora del radicalismo nacional, la "Línea Córdoba"-, tras largos tres mandatos de hegemonía casi absoluta en la provincia, se tuvo que ir por la claraboya cuando el superministro menemista Domingo Felipe Cavallo -hoy asesor en las sombras de Milei- le cerró el grifo y dejó de enviar fondos nacionales.  Fue el economista mimado de la Fundación Mediterránea -que José Manuel De la Sota llevó al Congreso como parte del experimento político que derivó en el actual cordobesismo- quien cortó de cuajo el envío de recursos a la Córdoba angelocista y desnudó la crisis financiera que se comió primero al Banco Social -gerenciado por el inefable Jaime Pompas- y después a la propia administración angelocista, que exudaba corrupción por todos los rincones del Estado. 

La caída de Angeloz -a quien el humor cordobés denominó Aloe Vera, por las propiedades que se le adjudicaban tras su largo paso por la función pública- y el interregno de Ramón Mestre en la entonces Casa de las Tejas, De la Sota comandó el primer giro a la derecha: se alió con Germán Kammerath -funcionario menemista luego condenado por corrupción- y los "demócratas de centro" para cimentar las bases del mayor éxito político de principio de siglo: el cordobesismo peronista.

La prematura y trágica muerte de De la Sota en un accidente automovilístico, la inexpugnable ley de la biología y algunos impedimentos constitucionales marcaron el previsible epílogo de la sociedad entre De la Sota y Juan Schiaretti. Martín Llaryora, adoptado por el cordobesismo por haber sido el único que se atrevió a desafiarlo en las urnas,  tuvo su premio a la paciencia y logró retener el poder con un ajustado triunfo.  Pero sabe mejor que nadie que si  no oxigena esa vieja sociedad política podría correr la misma suerte de Mestre, que mutó de salvador a sepulturero del otrora poderoso radicalismo cordobés durante su breve y traumático mandato de cuatro años.

Todos libertarios

Mientras Schiaretti y Llaryora apostaban a la proyección nacional del cordobesismo y minaban las posibilidades de que Sergio Massa retuviera el poder en la Nación, surgió con inusitada fuerza el fenómeno Milei.

El electorado cordobés, que dividía su tradicional voto conservador entre el cordobesismo vernáculo y el macrismo nacional, sucumbió a los cantos de sirena del libertario. Así fue como La Libertad Avanza -que ni siquiera tenía personería jurídica en Córdoba- desplazó al segundo lugar al poderoso oficialismo provincial y al tercero al desaparecido Juntos por el Cambio, reconfigurando el escenario político provincial. Desde entonces, sus dirigentes -tanto del oficialismo como de la oposición- parecen andar a tientas,  intentando descifrar a un presidente indescifrable sin ofender a un electorado que, a pesar de la brutalidad de la devaluación y el ajuste impuesto desde el mismo día que asumió, aparece dispuesto a acompañarlo nuevamente en las urnas.

El clan Menem, que volvió con toda la furia a la Casa Rosada en este inesperado revival de los dorados años ´90 (ver páginas 12 a 14), tomó debida nota del inédito apoyo de los cordobeses al ajuste libertario y desembarcó junto al "Jefe" en la Torre Federal para adueñarse del sello de La Libertad Avanza de cara a las elecciones legislativas del año próximo.

Pacto de Mayo

Desconcertado ante el apoyo de los cordobeses a un presidente que los perjudica con sus medidas económicas (ver páginas 9 a 11), Llaryora emite desesperadas señales de tregua hacia a Casa Rosada. Quiere llegar al mes que viene con la relación recompuesta y convertirse en el anfitrión del Pacto de Mayo, que el presidente anunció con bombos y platillos en su primer mensaje ante la Asamblea Legislativa. Desde entonces, sin embargo, Milei no ha hecho otra cosa que profundizar sus diferencias con los gobernadores, a quienes considera parte de "la casta" y acusa de priorizar la defensa de sus "privilegios" antes que acompañar sus políticas de shock para equilibrar la macroeconomía.

El desconcierto oficialista también se traslada a la oposición. A través del control del Tribunal de Cuentas y la ajustada paridad de fuerzas en la Legislatura Unicameral, el camaleónico Luis Juez se posiciona como el primer y más fanático mileista y tiende puentes de oro con la negacionista Victoria Villarruel en el Senado, donde logró ocupar un lugar en la estratégica Comisión Bicameral de tratamiento de los DNU. 

La llamativa animadversión que muestra el presidente Milei hacia el gobernador le da oxígeno a Juez para profundizar su perfil opositor en Córdoba y reafirmar su liderazgo pensando en la sucesión del propio Llaryora. La grotesca ambigüedad de su (¿ex?) socio político Rodrigo De Loredo, el radical  (?) culposo y llorón al que no le gusta nada de lo que hace Milei pero se desvive por aprobarle todo lo que envía al Congreso, también favorece al líder del Frente Cívico.

Mientras oficialismo y oposición se miran incrédulos ante el desconcierto que  les provoca un presidente imprevisible que los ignora o los ataca, el redivivo clan Menem pasa el plumero entre los libertarios mediterráneos y entrona al diputado nacional Gabriel Bornoroni como jefe del partido en Córdoba, anticipando que están dispuestos a buscar su propia cosecha de votos en el conservador distrito cordobés.

Primer test electoral

Curiosamente, el flamante conductor de los libertarios cordobeses no parece haber tomado debida nota del calendario electoral, que tendrá su primera parada el 23 de junio en la segunda ciudad de la provincia, cuyo intendente deberá traspasar el mando a su sucesor o sucesora el primero de julio.

En "el imperio del sur", pese a la crisis económica, social e institucional -la Universidad Nacional de Río Cuarto se quedaría este mes sin recursos para funcionar si no llega un refuerzo de la Nación-, comenzó la campaña electoral para suceder al intendente Juan Manuel Llamosas.

No sin resistencia interna, el intendente y presidente del PJ logró imponer a su delfín Juan Manuel De Rivas. Uno a uno se fueron bajando los ocho precandidatos que se habían lanzado al ruedo, desde "Tin" Sánchez hasta los hermanos Dova. Todos menos una: la ex compañera y funcionaria de José Manuel De la Sota, Adriana Nazario. Curiosamente, la única capaz de exhibir  buenos números en las encuestas.

El 24 de este mes vence el plazo para que se presenten ante la Junta Electoral  las alianzas que competirán en las elecciones municipales, donde además de intendente se votarán 19 concejales y cuatro tribunos de cuentas. Hasta ese día habrá tiempo de negociar con Nazario, que dice a quien quiera escucharla que no bajará su candidatura y cuenta con la personería del partido PAIS, que en Río Cuarto utiliza con maestría inigualable el dirigente Yvon Tesio, quien llegó al Tribunal de Cuentas hace cuatro años prestándole el sello al inefable Pablo Carrizo, expulsado su banca de concejal tras ser condenado por violencia de género.

Nazario picó en punta en las encuestas: tiene un alto nivel de conocimiento e imagen positiva. Pero en las últimas semanas repuntó De Rivas. Además de participar en cada uno de los actos institucionales que encabeza el intente y acompañar al propio gobernador cada vez que desembarca en Río Cuarto, el oficialismo lanzó una costosísima campaña electoral tanto en redes sociales como en la vía pública para posicionar al candidato. "Ya no hay marcha atrás: se ha invertido una fortuna para apuntalar al Guille", admitió a esta revista una fuente cercana al candidato ante la consulta de si todavía existe la posibilidad de lograr una lista de unidad con Nazario.

Del lado de la ex compañera de De la Sota la respuesta es idéntica: "Adriana anunció hace un año que sería candidata. No se va a bajar porque el intendente haya puesto a un candidato sin sangre porque no tenía otro", replican ofendidos desde el nazarismo.

Con un candidato libertario -Mario Lamberghini- que no levanta vuelo, el radical Gonzalo Parodi se relame: en un escenario fragmentado y con el peronismo partido en dos, el centenario partido y sus aliados podrían volver a gobernar la segunda ciudad de la provincia.

Hernán Vaca Narvaja
- Periodista y escritor -